Rehabilitación del Castillo de Sagunto

Sagunto (Valencia) 2002-2006

 

En los requerimientos del proyecto se plantea la creación de un nuevo acceso por la ladera sur de la montaña, que constituirá una entrada mixta peatonal-rodada del castillo. La actuación se sitúa en la zona oeste dentro de la plaza de San Fernando.

La propuesta trata de recuperar en la medida de lo posible las trazas existentes y, desde el máximo respeto hacia el ámbito de la intervención, reconstruir únicamente aquello de lo que se tienen datos fiables y objetivos.

Se plantea por lo tanto una intervención basada en la consolidación de los elementos existentes y en la introducción de los mínimos elementos posibles, para la recuperación del paso de ronda (que ofrece un recorrido que podría extenderse en futuras intervenciones al resto del recinto consiguiendo de esta manera un itinerario general de atractivo turístico para todo el castillo) y  la apertura del acceso requerido.

En el tramo de muralla escogido se diferencian lienzos de dos épocas diferentes: uno correspondiente al periodo moderno S. XVI-XVIII y otro, en el que se realiza la intervención, correspondiente a la etapa cristiana.

El estado en que se encuentra dicho tramo presenta serias patologías que amenazan su estabilidad, por lo que el objetivo primordial del proyecto será la reparación de éstas; para ello se procede a la recuperación de los lienzos de muralla en los que se observa desplomes parciales sobre todo en la cara exterior. Una vez saneado el muro de adobe, se completa su espesor con hormigón encofrado con tableros de madera, dejando vista la parte del muro que se encuentra en buenas condiciones.

Esta operación se apoya en la geometría que ofrece el proceso constructivo original de la muralla, basado en un sistema de “tapieras” con una modulación de 2 a 2,50 metros de ancho y 1 metro de alto aproximadamente, adaptándose a la orografía del terreno y creando un perfil escalonado que se manifiesta en el paso de ronda.

El cerramiento de la torre existente que da remate a este lienzo de la época cristiana se encuentra en un estado totalmente ruinoso, careciendo además de cimentación, por lo que se restituye por completo a partir de su planta rectangular original utilizando el mismo sistema constructivo que en la consolidación de la muralla. Con esta intervención se logra además la creación de un mirador en su plano superior al que se accede desde una escalera de mampuestos (presumiblemente de la época de la ocupación francesa) que se suplementa para alcanzar la cota más elevada de la torre. Este acceso sirve a su vez como inicio del recorrido del paso de ronda, cuyo trazado se restituye en base a la modulación manifestada por los sucesivos niveles generados  por las tapieras.

En cuanto al nuevo acceso solicitado, éste se sitúa en la parte de la muralla más deteriorada coincidiendo con la zona de menor pendiente del terreno, lo que facilitará la coordinación de niveles entre el interior y el exterior del castillo. Además su situación junto a la torre remite a la lógica del tipo, que situaba torres de control en los accesos a las fortificaciones. La puerta, como elemento añadido, asume su contemporaneidad y se realiza en acero a base de pletinas y plancha perforada.

El problema planteado por la diferencia de niveles interior-exterior, se ve agravado por la aparición de unas trazas de muros ibéricos a ambos lados de la muralla que se deben mantener legibles.

En la parte interior, un pavimento de piezas de hormigón genera un espacio de acogida que vincula el nivel de arranque de la escalera de mampuestos con el nivel inferior del resto de la plaza. Dicho pavimento se ajusta a la distribución de los muros aparecidos, quedando determinado por ellos en su trazado. Al exterior, y teniendo en cuenta el desnivel acusado que presenta la ladera de la montaña, los restos aparecidos obligan a la ejecución de una plataforma a modo de pasarela que salva dicho desnivel y deja intactos los muros en cuestión.

Por otro lado, y también en el proceso de ejecución, se descubre una escalinata tallada en la roca que discurre paralela a la muralla y que remonta la ladera de la montaña. El trazado, adjudicado a los trabajos efectuados por los franceses en el s. XIX, presenta discontinuidades que se reconstruyen para su lectura y practicabilidad completa.

En los trabajos de desescombrado del elemento anejo constituido por dos muros de mampostería, se descubre una escalera descendente que conduce a un recinto abovedado, a una profundidad de 7,20 metros, en el que se encuentra una fuente consistente en una pila tallada en piedra y una piedra vertical empotrada en el muro, de 1,20 metros de altura, y con un orificio que bien podría ser el surtidor. Para restituir este espacio se consolidan los muros laterales y puesto que existe un tramo de muralla ibero romana que cruza el hueco de la escalera, el hormigonado se interrumpe a su paso dejándola vista. Para proteger la escalera de la lluvia se coloca sobre el ámbito descubierto una marquesina ligera de perfiles metálicos y cubierta de vidrio.

El uso de hormigón tintado para la reparación de los elementos masivos y de elementos metálicos en añadidos necesarios para posibilitar su uso, ambos materiales perfectamente legibles, se ajusta a la lógica constructiva contemporánea, evitando interpretaciones miméticas de la intervención que daría lugar a lecturas erróneas sobre los elementos originales.

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Arquitecto Proyecto y Dirección: Manuel Portaceli.

Déborah Domingo Calabuig

Salvador Sanchis Gisbert

Ignacio Peris Blat

Arquitectos Técnicos: Rafael Machancoses Trenco. / Miguel Navarro Coll.

Colaboradores: Josep Pardo Conejero, Arquitecto. / Alfonso Braulio Escribá, Arquitecto. / Emilia Hernández, Arqueóloga.

Empresa constructora: COMSA, S.A.

Promotor: Ministerio de Educación y Cultura.

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Rehabilitación del Castillo de Sagunto

Sagunto (Valencia) 2002-2006

 

En los requerimientos del proyecto se plantea la creación de un nuevo acceso por la ladera sur de la montaña, que constituirá una entrada mixta peatonal-rodada del castillo. La actuación se sitúa en la zona oeste dentro de la plaza de San Fernando.

La propuesta trata de recuperar en la medida de lo posible las trazas existentes y, desde el máximo respeto hacia el ámbito de la intervención, reconstruir únicamente aquello de lo que se tienen datos fiables y objetivos.

Se plantea por lo tanto una intervención basada en la consolidación de los elementos existentes y en la introducción de los mínimos elementos posibles, para la recuperación del paso de ronda (que ofrece un recorrido que podría extenderse en futuras intervenciones al resto del recinto consiguiendo de esta manera un itinerario general de atractivo turístico para todo el castillo) y  la apertura del acceso requerido.

En el tramo de muralla escogido se diferencian lienzos de dos épocas diferentes: uno correspondiente al periodo moderno S. XVI-XVIII y otro, en el que se realiza la intervención, correspondiente a la etapa cristiana.

El estado en que se encuentra dicho tramo presenta serias patologías que amenazan su estabilidad, por lo que el objetivo primordial del proyecto será la reparación de éstas; para ello se procede a la recuperación de los lienzos de muralla en los que se observa desplomes parciales sobre todo en la cara exterior. Una vez saneado el muro de adobe, se completa su espesor con hormigón encofrado con tableros de madera, dejando vista la parte del muro que se encuentra en buenas condiciones.

Esta operación se apoya en la geometría que ofrece el proceso constructivo original de la muralla, basado en un sistema de “tapieras” con una modulación de 2 a 2,50 metros de ancho y 1 metro de alto aproximadamente, adaptándose a la orografía del terreno y creando un perfil escalonado que se manifiesta en el paso de ronda.

El cerramiento de la torre existente que da remate a este lienzo de la época cristiana se encuentra en un estado totalmente ruinoso, careciendo además de cimentación, por lo que se restituye por completo a partir de su planta rectangular original utilizando el mismo sistema constructivo que en la consolidación de la muralla. Con esta intervención se logra además la creación de un mirador en su plano superior al que se accede desde una escalera de mampuestos (presumiblemente de la época de la ocupación francesa) que se suplementa para alcanzar la cota más elevada de la torre. Este acceso sirve a su vez como inicio del recorrido del paso de ronda, cuyo trazado se restituye en base a la modulación manifestada por los sucesivos niveles generados  por las tapieras.

En cuanto al nuevo acceso solicitado, éste se sitúa en la parte de la muralla más deteriorada coincidiendo con la zona de menor pendiente del terreno, lo que facilitará la coordinación de niveles entre el interior y el exterior del castillo. Además su situación junto a la torre remite a la lógica del tipo, que situaba torres de control en los accesos a las fortificaciones. La puerta, como elemento añadido, asume su contemporaneidad y se realiza en acero a base de pletinas y plancha perforada.

El problema planteado por la diferencia de niveles interior-exterior, se ve agravado por la aparición de unas trazas de muros ibéricos a ambos lados de la muralla que se deben mantener legibles.

En la parte interior, un pavimento de piezas de hormigón genera un espacio de acogida que vincula el nivel de arranque de la escalera de mampuestos con el nivel inferior del resto de la plaza. Dicho pavimento se ajusta a la distribución de los muros aparecidos, quedando determinado por ellos en su trazado. Al exterior, y teniendo en cuenta el desnivel acusado que presenta la ladera de la montaña, los restos aparecidos obligan a la ejecución de una plataforma a modo de pasarela que salva dicho desnivel y deja intactos los muros en cuestión.

Por otro lado, y también en el proceso de ejecución, se descubre una escalinata tallada en la roca que discurre paralela a la muralla y que remonta la ladera de la montaña. El trazado, adjudicado a los trabajos efectuados por los franceses en el s. XIX, presenta discontinuidades que se reconstruyen para su lectura y practicabilidad completa.

En los trabajos de desescombrado del elemento anejo constituido por dos muros de mampostería, se descubre una escalera descendente que conduce a un recinto abovedado, a una profundidad de 7,20 metros, en el que se encuentra una fuente consistente en una pila tallada en piedra y una piedra vertical empotrada en el muro, de 1,20 metros de altura, y con un orificio que bien podría ser el surtidor. Para restituir este espacio se consolidan los muros laterales y puesto que existe un tramo de muralla ibero romana que cruza el hueco de la escalera, el hormigonado se interrumpe a su paso dejándola vista. Para proteger la escalera de la lluvia se coloca sobre el ámbito descubierto una marquesina ligera de perfiles metálicos y cubierta de vidrio.

El uso de hormigón tintado para la reparación de los elementos masivos y de elementos metálicos en añadidos necesarios para posibilitar su uso, ambos materiales perfectamente legibles, se ajusta a la lógica constructiva contemporánea, evitando interpretaciones miméticas de la intervención que daría lugar a lecturas erróneas sobre los elementos originales.

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Arquitecto Proyecto y Dirección: Manuel Portaceli.

Déborah Domingo Calabuig

Salvador Sanchis Gisbert

Ignacio Peris Blat

Arquitectos Técnicos: Rafael Machancoses Trenco. / Miguel Navarro Coll.

Colaboradores: Josep Pardo Conejero, Arquitecto. / Alfonso Braulio Escribá, Arquitecto. / Emilia Hernández, Arqueóloga.

Empresa constructora: COMSA, S.A.

Promotor: Ministerio de Educación y Cultura.